N° 33. Jueves, 24 de septiembre, de 1812.

Jueves 24 de septiembre de 1812, página 1.

El estado revolucionario

Camilo Henríquez incita a sus lectores a no perder el espíritu revolucionario y a propugnar el desarrollo de gobiernos justos y no corruptos.

LA revolucion americana lleva en todas partes como dos años; y en las mas de ellas ofrece un aspecto no muy diferente del que tuvo en sus principios; riesgos que pudieron haberse aniquilado; una marcha lente é incierta; fluctuacion entre esperanzas y temores; irresolucion, y à las veces frialdad. En muy pocos puntos se presenta robusta y majestuosa. Qual fue el blanco de estos grandes movimientos? Parece que la libertad y la prosperidad nacional. La libertad està proclamada, sancionada? La majestad del pueblo está reconocida! El entusiasmo por la gran causa; la opinion pública, sobre cuyas bases estriban aquellan altos fines; se han difundido universalmente? Son bien conocidos de toda la masa del pueblo los derechos inapreciables del hombre y del ciudadano, y los verdaderos intereses de la patria? Sa hà disipado yà esa estólida indiferencia por el bien comun? Se entiende bien el sentido de estas palabras: patria, libertad, sistema americano; y hacen en el ànimo una impresion profunda! Si ello es asi bastante se ha hecho; sino lo es, nada se ha logrado en estos años.

La prosperidad nacional no es obra de tan corto tiempo; pero á lo menos deben haberse esparcido sus semillas. Serà un sintoma funesto, pero no de desesperacion, sino se han dado ácia ella algunos pasos, ó si se ha tomado un movimiento retrógrado. La prosperidad nacional, se confunde é identifica con el esplendor y fuerza del estado; y envuelve una idea mui compuesta; ella encierra las ciencias, las letras, las artes, la agricultura, la industria, el comercio, la milicia, la marina, la economia, las leyes. En algunos puntos han habido enemigos que combatir, insultos que repeler; y sin embargo sus gobiernos, circulados de solicitudes gravisimas, no han hechado en olvido objetos tan importantes. Otros poseian de ante mano establecimientos florecientes, y ademas la revolucion ha sido en ellos una guerra civil continua, y sangrienta; asi ha sucedido en Mexico. Donde las soyunturas no fueron tan apuradas, las autoridades deben haber tenido ante los ojos, que el mas sagrado, y aun el único de sus deberes es la seguridad pública, y dar reputacion á unos pueblos obscuros, y consideracion á unos estados nacientes y desconocidos, para hacerlos respetables, y conciliares relaciones ventajosas.

Algunos de estos pueblos hacen ya su papel en el teatro del mundo ; los periodicos extrangeros refieren sus sucesos con intéres; viven ya en el orden plitico, y se presentan con decencia y dignidad en las cortes antiguas. De otros no se habla una palabra. Es por que aun no han nacido! Es acaso porque los envuelven tinieblas tan densas que los hacen invisibles? Sea lo que fuere, ellos siempre deben decir=

Veamos sí pedemos

Levantarnos del polbo. Virg.

La naturaleza de las cosas presagiaba á la revolucion un progreso lento y dificil. Un gobierno indolente, y tenebroso; una corte corrompida; una larga série de tiranos subalternos; tres centurias de ignorancia, de indiferencia por la educacion popular; el habito del egoismo, y de pasiones tan serviles como miserables...todo se reunia para que fuesen los pueblos una masa mui irregular è informe. Las costumbres, y hasta los deseos y los pensamientos debian llevar impreso el caracter de la administracion. Entre todas las causas capaces de influir sobre la especie humana, ninguna obra de un modo tan notable como el gobierno. Los hombres se forman. Los arboles de una misma especie varían por la diversa cultura, que reciben. Pero el dar là razon de los acontecimientos tristes ni consuela, ni debe lizonjear la incuria y la desidia: antes debe ya crecer la actividad á proporcion de la grandeza, y gravedad de las causas infaustas, cuya influencia hay que destruir.