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Camilo Henríquez González

La historia de Chile esta profundamente marcada por la figura de este singular valdiviano, quien a través de sus escritos en la Aurora de Chile difundió las ideas independentistas y los principios en los que debería fundarse la nueva nación.

El primero de los Henríquez que llegó a Chile, fue el capitán Pedro, quien después de batallar en Flandes, es destinado a la guarnición de Valdivia a principios del siglo XVIII. Su esposa fue Narcisa Santillán. De la historia de los abuelos maternos de Camilo Henríquez, no se conoce más que sus nombres: Rafael González y Margarita de Castro.

El 20 de julio de 1769, nace Camilo Henríquez González, hijo de un matrimonio regularmente acomodado de Valdivia y formado por Félix Henríquez y Rosa González. Su familia estaba compuesta por 3 hermanos, de los cuales uno muere siendo un niño, en tanto que José Manuel, Subteniente de Artillería, fallece producto de un balazo recibido en las trincheras de la Plaza de Rancagua en octubre de 1814. Su hermana Melchora, se casó con Diego Pérez de Arce, unión que generó la dinastía de los Pérez de Arce de Valdivia y de los Torres de Santiago, de la cual son descendientes importantes figuras del periodismo nacional.

Del matrimonio de la única hermana de Camilo, Melchora y Diego Pérez de Arce, nace Cosme, quien da vida a tres publicaciones informativas. El hijo de Cosme, Hermógenes, fue uno de los primeros redactores del diario El Mercurio de Santiago. Uno de sus vástagos fue Guillermo Pérez de Arce Adriazola, quien trabajó en el diario El Mercurio hasta que falleció en 1958, al igual que sus hijos Camilo y Jorge; Este último es padre de Hermógenes Pérez de Arce Ibieta, quien también escribe para el diario El Mercurio desde 1962.

En "Ensayo sobre la vida y escritos de Camilo Henríquez" cuyo autor es Luis Montt, se relata desde muy niño mostró Camilo inclinación al estudio, y un carácter meditabundo y melancólico, que sus padres tomaron por signo de vocación religiosa , es por ello que a los 9 años es enviado a Santiago para que estudie en el colegio Carolíno. Según narra el libro " Aurora de Chile Primera edición facsimilar, con un comentario de Manuel de Villar " En 1784 cuando tenía quince años, un tío materno religioso de la orden de San Camilo, llamada de la Buena Muerte , logró que fuera enviado a Lima, decisión en la que tuvo importante influencia don José María Verdugo, hermano natural de la madre de los Carreras, que estaba radicado en la cuidad de los virreyes. Luego el relato prosigue diciendo: El joven encontró en el convento la paz, la tranquilidad y el sosiego necesarios para satisfacer sus ansias de saber . En este período es instruido por fray Ignacio Pinuer, de quien aprende gramática latina, sicología y lógica.

Según una documento firmado por el Sacerdote Luis Martínez de Morentin encargado de archivo de la CC.RR. Ministros de los Enfermos de Perú (Padres Camilos), fue admitido al noviciado en el Convento de la Buena muerte de Lima el 17 de enero de 1787 favorecido por todos los votos de los Padres Capitulares. En este Capitulo Intervinieron entre otros los PP. Francisco Antonio González, famoso botánico, moralista e historiador y el famoso chileno Ignacio Pinuer, teólogo, cuyos manuscritos se han perdido desgraciadamente. El Capítulo con relación a emitir los votos religiosos se realizó el 13 de enero de 1790 y fue aprobado unánimemente. Emitió la Profesión religiosa en la Iglesia de la Buena muerte el 28 de enero de 1790 en manos del P. Prefecto Manuel de Castro en presencia de toda la comunidad. Completó sus estudios en nuestro Colegio de Lima "sin duda uno de los mejores de la metrópoli, si hemos de juzgar por sus programas y por su Rector y principal profesor, el P. Isidoro de Celis,más tarde Obispo de Segovia, en España ".

Para el Sacerdote Luis Martínez de Morentin, Camilo Henríquez tenía una distinguida capacidad y no cedía a persona alguna en su contracción al estudio. Hizo extraordinarios progresos y adquirió crédito y estimación por su saber, habiendo dado preferencia a las investigaciones políticas, al examen de autores modernos y al cultivo de las ideas liberales". Visión que se ve reforzada con la reconstrucción histórica de Luis Montt, ya que el señala: "La instrucción que entonces se daba en los conventos, como en la generalidad de los colegios, era escasa y deficiente para formar un hombre medianamente ilustrado. [...] La geografía, las matemáticas, la historia, las bellas letras, eran completamente desconocidas en las aulas conventuales. Estudios tan incompletos no podían satisfacer a un espíritu aplicado e investigador como el de Camilo, y se dedico con empeño a la medicina, a las ciencias naturales y a la filosofía social, o mejor dicho, a las ciencias políticas. Hacíalo este último estudio en los libros de Rousseau y otros autores franceses que, aun que prohibidos en los dominios españoles eran los que podían darle nociones más exactas y verdaderas .

Problemas con la Inquisición

La etapa que comienza entre 1796 y 1809, esta plasmada por diferencias históricas, las cuales se deben a la cantidad de procesamientos a las que se enfrento Camilo Henríquez con el Tribunal de la Santa Inquisición , sin embrago todos coinciden que las razones de los procesamientos se debieron por tener libros prohibidos y consagrarse a la lectura de filósofos franceses.

El destacado investigador José Toribio Medina, plantea que el fraile fue procesado tres veces; la primera en 1796, la segunda en 1802, la cual documenta en el libro "Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Chile", de éstas se desprende que Henríquez fue perseguido por una causa que finalizó en 1803 y que durante ella quedó en claro que el fraile leía el Contrato social de Rousseau, texto que le habría facilitado un padre mercedario, y que además mantenía amistad con Ramón Martínez de Rozas, chileno como él y que también se le formaba parte de acusación ya que éste estuvo sometido a proceso. Y la última en 1809.

Luis Montt en su Ensayo sobre la vida y escritos de Camilo Henríquez, documenta la aprensión de 1809 y señala: Cierto día le pidió una persona, que acaso era espía de la Inquisición, una obra de Voltaire para leerla. Henríquez se la negó, diciéndole que no era incompatible con sus conocimientos. Esta misma persona le delató al tribunal como lector de libros prohibidos. No demoró mucho el Santo Oficio en mandar a sus alguaciles a la celda del fraile que se le presentaba como reo. Se encontraron en ella efectivamente algunos libros excomulgados . El relato continua con: Camilo fue sometido a prisión y como la prestaza en el enjuiciamiento no era una de las virtudes de aquel piadoso tribunal, permaneció algún tiempo en los terribles calabozos. Al fin, accediendo a las repetidas instancias de los padres de la Buena Muerte, el inquisidor general hizo venir de La Paz a fray Bustamante, doctor de alguna fama, para que examinase a Camilo Henríquez. Informó el doctor Bustamante que fray Camilo era un católico cuya ortodoxia no podía ponerse en duda, y que el estudio que hacía de los libros heréticos que se le habían sorprendido era relativo a política .

De acuerdo con el trabajo histórico del peruano, Manuel Palma Soriano llamado "Anales de la Inquisición" se señala: Camilo Henríquez fue en 1809 acusado de tener libros prohibidos y de consagrarse a la lectura de los filósofos revolucionario de la Francia, el denunciante fue un fraile dominico apellidado Bustamante. Un inquisidor se constituyó en su celda, y, después de registrar escrupulosamente muebles y estantes, se retiró sin haber encontrado obra alguna digna de censura. Henríquez se juzgaba ya libre, pero el denunciante insistió, y la Inquisición dispuso nueva pesquisa. En ella se encontró que los colchones de la cama de Henríquez estaban rellenos de libros, y el ilustrado chileno fue conducido en el acto a las mazmorras del Santo Oficio. No sabemos a punto fijo si se le mantuvo preso; pero es probable que, en 1810, se le ordenó que pasase desterrado a Quito .

Regreso a Chile

En 1811 regresa a Chile, su reinserción política se ve iniciada el 6 de enero, cuando comienza a circular el manuscrito Proclama de Quirino Lemáchez , documento de su autoría, a través del cual insta a votar por hombres capaces de luchar por las ideas independistas en las elecciones por la formación de un Congreso Nacional. La proclama fue publicada en El Español, de Londres, y en la Gaceta de Buenos Aires, Argentina. Luego el 4 de julio, se constituye el primer Congreso Nacional, donde participa como diputado suplente por Puchacay. A instancias de la inauguración del congreso, fray Camilo pronuncia un sermón que quedo en parte registrado en las actas del de las secciones de los cuerpos legislativos. El primero de abril de ese mismo año, participa en la sofocación del "Motín de Figueroa". En noviembre en el Congreso, promueve un plan de estudios, cuyo fin era organizar la enseñanza pública, el cual es reconocido como la idea inicial de la creación del Instituto Nacional.

El 16 de enero de 1812 es nombrado por parte de la Junta de Gobierno, como redactor de la Aurora de Chile, con un sueldo de 600 pesos anuales. Con lo cual se comienza a trabajar en la redacción del primer periódico nacional. En el libro "Reimpresión paleolográfica a plana y reglón con una introducción por Julio Vicuña Cifuentes" se puede leer: No se dejaron engañar los realistas sobre los propósitos que serviría el periódico que en tan azarosas circunstancias se daba a luz, y ninguno tal vez dejó de ver lo que se escondía tras el lema inicial de Viva la Unión, la Patria y el Rey, y tras los sentimentales recuerdos del desgraciado Fernando, cuyos 'derechos' prometían ayudar a defender los 'fuertes habitantes de los cuatro Ultamapus', los Indios. Si el partido realista no hubiera tenido otros motivos para dudar de la sinceridad de la Aurora, le habría bastado para desconfiar de ella, y aun para negarla absolutamente, el ver la participación que Henríquez tenía en la nueva empresa. Y a esto no cabía apellidarlo prejuicio o suspicacia, pues aunque hubieran sido desconocidas, que no lo eran, las causas por que el fraile de la Buena Muerte había padecido persecuciones de la Inquisición, frescos estaban los recuerdos del motín de Figueroa, que fray Camilo ayudó a sofocar, y el sermón con que el 4 de julio de 1811 escandalizó al público monárquico y devoto que asistía a un Te Deum en la catedral de Santiago .

Frente a la edición del primer prospecto, hay versiones divergentes, ya que la mayoría postula que se realizó el 12 de febrero, sin embargo, existen evidencias de distintos tipos de colofón de impresión, que hacen suponer que existieron al menos tres impresiones del prospecto. El primer número circula el 13 de febrero y el crónicas de la época Fray Melchor Martínez relata: No se puede encarecer con palabras el gozo que causó su establecimiento. Corrían los hombres por las calles con una Aurora en la mano; y deteniendo a cuanto encontraban, leían y volvían ha leer su contenido, dándose los parabienes de tanta felicidad, y prometiéndose en que hasta ahora habían vivido, sucediendo ha éstas la ilustración y la cultura que transformarían a Chile en un reino de sabios .

En la Aurora de Chile participaban como colaboradores Antonio José de Irisarri, Bernardo de Vera y Pintado y Manuel de Salas; además bajo los seudónimos de Cayo Horacio, Roque Harismenlic, Canuto Handin y Patricio Curinancu, escribía Fray Camilo. El 18 de agosto de 1812, la junta de gobierno dirigida por José Miguel Carrera y en la cual participaban Prado y Portales; nombran por medio de un decreto, a una comisión, integrada por Juan Egaña, Francisco Antonio Pérez, Pedro Vivar y Manuel de Salas, encargada de "formular un proyecto de reglamento de imprenta libre, que, conciliando el respeto inviolable de nuestra santa religión, resuelva ese importante negocio". Lo cual Camilo Henríquez, interpreta como un acto de censura a sus ideas, a lo que responde con dos decisiones, la primera fue no publicar el decreto, pese a que por su naturaleza de "Ministerial y político" debía haberlo publicado; y la segunda medida, fue la publicación en el ejemplar (N° 30 del 3 de octubre de 1812) de un extracto del discurso -que el mismo tradujo- del poeta inglés Milton, sobre la libertad de prensa.

Otro tras pie, enfrenta la Aurora de Chile, cuando el 12 de octubre de 1812, es decir dos meses después, por medio de un decreto que ordena su publicación, se le comunica que será cambiado el órgano "censor". El artículo de oficio dice: Debiendo conciliarse el libre ejercicio de las facultades del hombre con los derechos sagrados de la religión y del estado, cuyo abuso funesto e inconsiderado, puede envolvernos en desgracias, [...] se nombra interinamente, y hasta que se publique el respectivo reglamento, para que revea y censure previamente, cuanto se imprima al Tribunal de Apelaciones". En el número 36 del 15 de octubre de 1812, se puede leer el oficio, pero también en el mismo ejemplar se encuentra en la portada un opúsculo o folleto breve, de Milton, el cual se inicia con "Ya que estáis diciendo que volvamos a ser esclavos, a lo menos aprovechémonos del corto tiempo que nos resta para despedirnos de la libertad .

Durante 1812-1814, el redactor de la Aurora de Chile, también se desempeñó como secretario del senado. Actividad que lo involucra e incentiva para proponer la supresión de la pena de muerte, sin embrago, los condenados tendrían que ser recluidos en colonias penales. También propone implementar algún sistema de protección para los indígenas. Otra de las obras de importancia en la cual participo como redactor fue el "Reglamento Constitucional Provisorio" de 1812. El cual le fue encargado por José Miguel Carrera a la comisión formada por Camilo Henríquez, Manuel de Salas y José Antonio Irisarri. En esta etapa da vida a su primera obra dramática, la cual titula "La procesión de los tontos".

El jueves 1 de abril de 1813 en el número 12, se deja de imprimir la Aurora de Chile y nace el "Monitor Araucano". Frente al suceso Vicuña Cifuentes escribe: El día 1° de abril de 1813, fecha de su último número, dejó de publicarse la Aurora sin aviso previo ni declaración póstuma con referencia a las causas que motivaban su ausencia definitiva; lo que hace hoy aventurada cualquier suposición sobre esta materia. El hecho de que cinco días después apareciera por la misma imprenta, bajo la misma redacción y como órgano oficial también, El Monitor Araucano, aleja toda sospecha de desavenencias entre Henríquez y la Junta y hace pensar que, deseoso tal vez el Gobierno de que el periódico que tuviese en lo sucesivo su representación no fuera el mismo que tantas resistencias había provocado, con sus audaces teorías, en la parte timorata de la población, decidió, de acuerdo con Henríquez, suspender la publicación de aquél y fundar inmediatamente otro de carácter oficial más definido, como en efecto lo tuvo El Monitor, el cual, por sus exiguas proporciones, se prestaba poco, además, para continuar en él la obra de propaganda revolucionaria en la forma amplia y verbosa en que la había planteado Henríquez en la Aurora .

Mientras el "Monitor Araucano" circulaba, el 23 junio de 1813, la junta formada por Pérez, Infante, Eyzaguirre y Mariano Egaña como secretario, establecen la libertad de imprenta en Chile. Al mes siguiente la idea de Camilo Henríquez, frente a la formación de un colegio, se plasma el 27 de julio cuando es creado el Instituto Nacional de Chile, el cual entra en funcionamiento el 10 de agosto. Ese mismo año escribe "Catecismo de los Patriotas" y ve concretarse otra de sus aspiraciones, la Biblioteca Nacional.

Un gran cambio acontece tanto en la historia nacional, como en la vida personal de fray Camilo, ya que tras el desastre de Rancagua, se auto exilia en Buenos Aires, Argentina. Este período que va desde 1814 hasta finales de 1821, según palabras de Amunátegui: "Camilo Henríquez no era en 1814 el mismo hombre que en 1810. El impetuoso fraile, que había hecho de su pluma una espada para derribar el retrato de Fernando VII, había decaído. El individuo a quien he denominado Pedro el Ermitaño de la independencia, conservaba la robustez de sus pulmones; pero había perdido la fe en el triunfo inmediato de su causa".

Exilio en Argentina

Durante su estadía en Argentina, gozo de la protección de Diego Antonio Barros, gracias a quien pudo colaborar en la redacción la Gazeta de Buenos Aires durante 1815, periodo en el cual también tuvo que escribir "Observaciones acerca de algunos asuntos útiles" que saco a circulación 4 ejemplares durante mayo y septiembre; por ambas actividades se le canceló mil pesos fuertes al año. De su actividad periodística se tiene nuevos antecedentes en 1817, cuando el cabildo de Buenos Aires lo nombra para redactar el periódico "El Censor", cargo en el cual permanece hasta febrero de 1819. En esta etapa traduce el "Bosquejo de la democracia" de Robert Bisset, por lo cual es duramente criticado por Montt. También escribe su segunda obra dramática "Camila o la patriota de Sud América" la cual retrata la violeta represión con la cual actuaron los sectores realistas de Quito en 1809, y que fue impresa por primera vez en 1817. La tercera obra del fraile fue "La inocencia en el asilo de las virtudes", la cual no fue publicada. Para Henríquez el teatro debía ser una "escuela de la política", con esa aspiración es que forma en Argentina, la "sociedad del buen gusto del teatro".

Según narra Raúl Silva: Los últimos años de su existencia en Buenos Aires fueron tristes: había dejado el trabajo periodístico, por motivos de salud, y además mordía cotidianamente el resentimiento de que sus dramas, para él insignes, quedaran ignorados de todos. Mientras tanto, Chile ya libre se estaba organizando bajo el mando enérgico y prudente de O'Higgins. Parece verosímil que Henríquez no regresara a Chile en el acto, debido a las estrechas relaciones de amistad que mantuvo con los Carrera y al temor consiguiente de que ellas le impedirían recuperar en su país, en cuanto llegara, sin esperas humillantes, el alto sitio a que le daban derecho sus servicios a la patria, En todo caso, sugirió a su amigo don Manuel de Salas, que residía en Santiago, algunas medidas para obtener la reinstalación de la Biblioteca Nacional, fundada en 1813, y le señaló títulos de libros adecuados para ella. También se le deben noticias sobre el sistema llamado de Lancaster o de enseñanza mutua .

El 15 de noviembre de 1821, el Director Supremo escribió a Henríquez una carta, a través de la cual lo invita a regresar a su suelo nativo: Aunque en este último período de la libertad de Chile ha guardado usted tanto silencio que ni de nuestro suelo ni de mí se ha acordado en sus apreciables producciones, que siempre se conocen por la inimitable dulzura y juicio que las distinguen, yo quiero ser el primero en renovar una amistad que me fue tan amable y que puede ser útil al país en que ambos nacimos. Muchas veces he deseado escribir a usted ofreciéndomela y aún invitándole a su regreso; pero no quería ofrecer lo que no fuese equivalente, o mejor, de lo que usted disfrutase, y aún esperaba la terminación de la guerra para que ni ésta retrajese a usted en venir. Ahora, pues, que la libertad del Perú ha asegurado la nuestra; ahora que nuestra República debe empezar a engrandecerse, es cuando escribo ésta para proponerle el que venga al lado de su amigo, a ayudarle en las penosas tareas del gobierno. Los conocimientos y talentos de usted son necesarios a Chile y a mí; nada debe, pues, retardar su venida cuando la amistad la reclama.[...] Cualquiera que sea la comodidad con que en ésa le brinden, yo le protesto que las que le proporcionaré no le serán desagradables, y sobre todo usted no debe apetecer más gloria que la de contribuir con sus luces a la dirección de esta República que le vio nacer. No le arredren a usted ni la preocupación ni el fanatismo: usted me ha de ayudar a derrocarlo con tino y oportunidad .

Últimos años

El 8 febrero de 1822 inicia su viaje de regreso a Chile, sin embrago ya en 1821 Bernardo O Higgins, a través de un decreto señala: "Atendidos los méritos y servicios del clérigo regular ciudadano Camilo Henríquez, vengo en conferirle el empleo de capellán de ejército del Estado Mayor General, con el sueldo asignado por reglamento". A causa de lo anterior, surgió una polémica entre Henríquez y fray Tadeo Silva, ya que por motivo del cargo que ocupaba en el ejército, fray Camilo se acogió para abandonar el traje talar y vestir uno intermedio de castrense y de civil. Otro de los votos de confianza que le entrego O Higgins, antes de su regreso, fue que lo nombrara en la junta que tuvo a su cargo la aplicación del sistema de Lancaster a las escuelas chilenas.

Como fue su viaje de regreso, es un hito que ha generado controversia desde el punto historiográfico, ya que según señala Amunátegui "Don Manuel de Salas junto dinero entre los amigos de Henríquez para facilitarle la vuelta de éste a Chile". Sin embargo, según constata en el archivo de O Higgins, se encuentra la siguiente nota enviada por diputado argentino Zañartu: He recibido una letra de 400 pesos que S. E. el Supremo Director de esa República me incluye con el objeto de auxiliar el viaje del señor Camilo Henríquez, en el caso dado que aquel religioso acepte las propuestas que S. E. le hace. Yo he tenido la satisfacción de ver cuán grande ha sido la que ha experimentado aquel ciudadano al contemplarse tan lisonjera y honrosamente solicitado. Su pronta aceptación fue la primera expresión de su gratitud, que espero manifestará a S. E. más extensamente en las cartas que tengo el honor de acompañar. Dios guarde a V. S. muchos años. Buenos Aires, enero 2 de 1822.-Miguel Zañartu.

Ya en tierra chilena, es nombrado a través de un decreto dictado el 27 de abril de 1822, como bibliotecario de la Biblioteca Nacional con un sueldo de 500 pesos anuales. Asimismo se le encarga la redacción de la "Gaceta Ministerial" y la formación de un periódico sobre la estadística del país, que sería publicado cada ocho o quince días, a esta segunda publicación le dio un carácter de revista, donde incluyó estudios originales y traducidos y al cual llamó "Mercurio de Chile", el cual circuló desde mayo de 1822 hasta abril de 1823. Por ambas publicaciones se le cancelería un sueldo de mil pesos anuales, con lo que se convirtió en el funcionario de la república mejor pagado.

Su regreso al país, se ve marcado por diversas actividades de carácter público y político, las cuales comienzan en junio de 1822, cuando es convocado para formar parte de una junta de sanidad, cuyo objetivo fue estudiar las medidas necesarias para mejorar la salud de la población y evitar el contagio de enfermedades, lo cual impulsó el desarrollo de los hospitales y el restablecimiento de los hospicios para indigentes. En este mismo período, es designado secretario para redactar el reglamento constitucional, actividad que lo impulsa para a fundar el periódico "Diario de la convención de Chile", en el cual se registran las actas de las sesiones e inserta documentos oficiales. Su actividad también se notan en otros aspectos, ya que incluso algunos autores plantean que fue él el impulsor de la creación del Cementerio General; en el aspecto legal gracias a sus iniciativas se suprime las penas corporales de azotes y baqueta en el ejército; visita las cárceles para velar por la correcta administración de la justicia y el cumplimiento de la ley de amnistía por causas políticas.

Otra de las publicaciones periódicas que crea en el período es "El nuevo Corresponsal", también crea el libro "Observaciones eclesiásticas y otros papeles", la cual se compone de dos secciones, una "el observador eclesiástico" y la otra llamada "Aviso que da al pueblo de Chile un filósofo rancio", la cual es un compendio de las explicaciones que había dado Henríquez frente al terremoto del 19 de noviembre de 1822. Esta actividad telúrica generó que los habitantes de Santiago, llevara a cabo, diversas manifestaciones de fe, muchas de ellas penitencias sangrientas, por lo cual se inició un prolongado debate a través de la prensa de la época entre fray Camilo Henríquez, y el cura dominico Tadeo Silva. El primero, citando bases científicas, reprobaba las actitudes penitenciarias de algunos creyentes, apelando al origen natural de fenómeno, para el cual consideraba innecesario brindar tan repugnante espectáculo. El dominico consideró los planteamientos de Henríquez impíos y blasfemos, poniendo incluso en duda las creencias religiosas del adelantado fray Camilo, lo cual quedó registrado en el siguiente texto de su autoría: Concluyamos, amada Patria: No os dejéis seducir de los filósofos del tiempo: atended más bien a un filósofo rancio que os habla con la Santa Escritura y con los testimonios de los Santos Padres de la Iglesia; y si algunos vienen a predicaros que vuestros pecados no os traerán pestes, guerras, ni temblores, sabed que son falsos profetas que prometiéndoos felicidades os engañan y extravían de las sendas de la verdad .

En 1823 es elegido diputado suplente por Chiloé y Copiapó, su estado de salud ya era delicado, no obstante, ello no fue impedimento para propiciar la edición de un periódico que recogiese la actividad de las sesiones del Congreso. En noviembre de 1823 el gobierno le designó como oficial mayor del Departamento de Relaciones Exteriores, cargo que no alcanzó a ejercer debido a su precario esta de salud, que también lo impulsa para que en el mes de enero de 1825 emita su testamento, en el cual dispone de sus bienes y declara su fe católica. Según Miguel Amunátegui los últimos años del fray fueron: Con la edad, su salud se había quebrantado extremadamente. No pasaba día bueno. A las dolencias del cuerpo se había agregado las del alma. Se puso hipocondríaco y bilioso; todo lo incomodaba; riada le complacía. La miseria le hizo sentir sus diarios y acerbos sinsabores. Aunque era muy parco en la comida y muy humilde en el vestido, su renta no alcanzaba a satisfacer sus necesidades, pues a más de ser escasa se quedaba en su mayor parte entre las manos de dos criados que le robaban descaradamente. Desde su venida de Buenos Aires había dejado el traje eclesiástico, lo que hacía que un número de personas lo miran como apóstata. El cohonestaba el abandono de la vestidura talar, con el título de capellán del estado mayor general que se le había conferido. Camilo Henríquez falleció con todas las apariencias de un hombre religioso y de un católico sincero, recibiendo devotamente los sacramentos de la iglesia. Su muerte tuvo lugar el 16 de marzo de 1825, en una casita de la calle Teatinos, número 33, situada entre la de Agustinas y los Huérfanos, a los pies de la casa de don Álvaro Covarrubias .

Diversos artículos señalan que el día de las exequias se realizaron el 16 de marzo de 1825 en Santiago, para sus funerales se llevaron a cabo ceremonias especiales de duelo público que dispusieron oportunamente el gobierno y el parlamento. Por orden del primero mientras se efectuaba el entierro en el cementerio General, se dispararon salvas desde el fuerte del cerro Santa Lucía, y por disposición del parlamento, una delegación especial de sus miembros expresó su condolencia a la familia, mientras que el resto de los diputados asistía de luto y decretaban duelo nacional por tres días.